Las oportunidades están ahí, solo hay que salir a buscarlas. En el negocio del vino además hay que saber encontrarlas; y saber gestionarlas luego. Para ayudar en tal empeño el Foro Mundial del Vino WINE LAND 22, organizado por el Club de Marketing de La Rioja y celebrado el 10 de noviembre en Logroño, ha sido muy oportuno en estos tiempos de zozobra; y óptimo en el alcance de sus propuestas para conseguir éxitos.
Un escogido grupo de profesionales con experiencia en sus campos de actuación han expuesto sus experiencias, sus logros y sus ideas para señalar objetivos y marcar sendas de actuación en el futuro, que ha de ser optimista a pesar de todo.
El prestigioso enólogo Michel Rolland, que recibió el Premio Wine Land de manos del alcalde de Logroño, inició la sesión hablando del valor en el vino y relatando su fecunda experiencia de vida en este negocio, desde su tierra natal en Burdeos (cuando en los años 70 del pasado siglo allí, igualmente que en Rioja, ni practicaban el control de las temperaturas en la fermentación ni controlaban la producción en las cepas para lograr madurez óptima en las uvas ni tenían idea acerca de la cata de los vinos… y después de una dilatada vida creando vinos con alto valor añadido en todo el mundo, en la actualidad él continúa mirando al futuro).
El señor Rolland reconoció que la añada de 1982 fue un punto de inflexión por su calidad y luego por la irrupción de Robert Parker. A partir de ahí se empezó a considerar la calidad, más allá del mero hecho de producir vinos. El valor en base a buscar la calidad según él se basa en estos tres criterios que hoy resultan comunes: mejora de las prácticas culturales en viña, la “revolución” que supuso reducir la producción por cepa y vendimiar cuando las uvas estén perfectamente maduras.
En el transcurso del Foro se trataron asuntos enjundiosos: valores diferenciales en la creación de vinos y marcas, como crear vínculos con el cliente comprador, potenciar claves para comunicar, convencer y vender; y se consideraron temas de inexcusable implementación por quienes trabajan en la cadena de valor del vino como sumilleres, prescriptores y comerciales: construir un relato en base al “valor del tiempo” cuando se pretende ser atractivos y deseados para vender, crear mensajes memorables que emocionan y seducen, finalmente manejar el concepto del lujo como estrategia para resultar especial, atemporal, exclusivo.
La jornada culminó de forma gloriosa: una cata fantástica con vinos de Michel Rolland&Galarreta.
Texto: Alfredo Selas, sumiller
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