Luto en la sumillería riojana por el fallecimiento repentino de Juan Marcos Gutiérrez, pionero en la profesión

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Texto: Javier Pascual (responsable de la Secretaría de la Asociación de Sumilleres y director de La Prensa del Rioja)

 Los profesionales de la sumillería riojana están de luto tras conocer este pasado sábado la repentina muerte de Juan Marcos Gutiérrez, considerado por todos el pionero de la profesión en La Rioja desde que Lorenzo Cañas le fichó para La Merced en 1983. Riojano de adopción -provenía de La Manga del Mar Menor en Murcia-, fue miembro fundador en 1998 de la Asociación de Sumilleres de La Rioja, a cuya Junta Directiva ha pertenecido siempre como Tesorero. Entre la incredulidad y la pena, los 120 compañeros de Juan en la asociación recibíamos en el grupo de WhatsApp que compartimos la triste noticia de su fallecimiento a través de este escueto mensaje: “Buenas tardes, soy un familiar de Juan Gutiérrez, siento comunicaros su defunción, ha fallecido está tarde”.

 Las reacciones fueron de inmediato una expresión colectiva de sorpresa, pesar y de valoración unánime de la gran pérdida que representaba, precisamente ahora que su jubilación le permitía hacer realidad su siempre generosa predisposición a colaborar para transmitir sus amplios conocimientos a las nuevas generaciones de profesionales. “Es una noticia tristísima -afirmaba el presidente de la Asociación, José Félix Paniego-, se nos ha ido el ejemplo perfecto de sumiller y persona”. Estos son algunos de los testimonios de sus compañeros:

“Juan tenía siempre la palabra justa, el criterio acertado y el discreto saber estar. Quienes tuvimos la suerte de conocerle estamos agradecidos de todo lo que aprendimos con él. Era y será historia de esta asociación”. “Es uno de los pilares de nuestra profesionalidad, por no decir ‘el pilar’ que creo dignificó nuestra profesión en esta tierra”. “Descansa en paz, Juan. Aquí muchos le conocíamos y apreciábamos, en su perfil de fino, sutil y discreto sumiller y jefe de sala”. “Juan deja un excelente recuerdo a mucha gente que le ha querido, apreciado y respetado por su profesión y sobre todo por carácter amigable. Una persona querida sin duda”. “Bromeé con él sobre los dolores después de la jubilación, pero me queda el consuelo que ha sido un encargo del cielo para traer alguien que les enseñara de vinos”. “Recién jubilado… ¡que injusta es la vida a veces!”.

 Tenía 64 años y apenas han transcurrido nueve meses desde que los compañeros de Juan en el restaurante La Carbonera convocaban a los compañeros de profesión “a brindar para decir adiós a Juan levantando la copa que tantas veces nos sirvió”. Lo hacían con este mensaje de despedida, que hoy adquiere un especial valor: “Por el trasegar de la vida, nos cruzamos con mucha clase de gente. Queremos hacerte saber que eres una de esas personas que deja una hermosa experiencia a los demás. Ha sido enriquecedor para nosotros haber tenido la oportunidad de compartir contigo. Siempre te recordaremos. Gracias por haber escogido La Carbonera para terminar tu exitosa carrera profesional y es por eso que queremos rendirte un merecido homenaje”. En la celebración el 14 de diciembre de 2021 estuvo arropado por un gran número de compañeros de profesión.

 Juan siempre hizo gala de su amabilidad y generosidad, participando en cuantas iniciativas le propusimos, fueran de carácter promocional para el Consejo Regulador y algunas bodegas, como miembro del Jurado del Concurso de Vinos de la Fundación Caja Rioja o como protagonista de los reportajes que dedicábamos al sector de la hostelería en La Prensa del Rioja. En uno de ellos, publicado en mayo de 2001 con motivo de la organización del I Curso de Sumillería de La Rioja, recordábamos que cuando Juan entró a trabajar de camarero a La Merced en 1983, no podía sospechar que cinco años después se iba a convertir en el primer sumiller de La Rioja. Lorenzo Cañas se fijó en él para que le administrara su soberbia bodega. “Lorenzo -nos decía Juan- quería contar con la figura del sumiller porque La Merced era un restaurante de empaque y de categoría y además estaba situado en la capital de Rioja”. Y no le defraudó. Como tampoco defraudó en su siguiente destino (La Chatilla de San Agustín), ni en la Carbonera, que ha sido el último hasta su jubilación. Descanse en paz y nuestras más sentidas condolencias para su familia.

 NOTA: El funeral tendrá lugar hoy lunes, 19 de septiembre a las seis de la tarde en la Iglesia Parroquial de San Ignacio de Loyola, Jesuitas)

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