Cuenta su experiencia Marta Sáenz.

El pasado 15 de enero un grupo de sumilleres tuvimos la suerte de compartir la mañana conociendo el nuevo proyecto de Bodegas Martínez Lacuesta.
La vida es compartir una experiencia y eso hicimos con estos “Afinadores de vino” en sus nuevas instalaciones desde 2009.
La bodega data de 1903, y su producción actual es de unas 600.000 botellas.

Al entrar visualmente la mirada es la de un proyecto moderno, pero olfativamente el ambiente te transporta al pasado…al origen.
En cuanto al viñedo, el 50% es propio y el otro 50% es no de propiedad, pero como si lo fuera ya que controlan todo desde el principio.

Y asistimos a un ritual que no es habitual ver ya en bodega (aunque alguna todavía lo practica), y es la trasiega barrica a barrica. No voy a explicar lo que es porque desde aquí,y con el permiso de la Familia Martínez Lacuesta, lo que me gustaría es que todo el que pueda lo vea porque es un verdadero espectáculo. Y sí…¡con vela y todo!

Durante nuestro paseo por la bodega catamos lo que he decidido denominar “Precuelas Vínicas”, es decir, catamos directamente de diferentes barricas y en diferentes momentos de la vida del vino. Ejemplos varios: Tempranillo 2020, Garnacha 2022, Garnacha 2023, Tempranillo y “algo más” 2022 de viñedo de 1922, Tempranillo y Mazuelo 2022 denominado por ellos mismos como el hermano moderno, y por último lo que serán La Sucursal 2022 y 2023.

Después de este despliegue, pasamos a la sala de catas donde comenzó el Festival:

• Hinia 2012 Reserva: Vino fiel a Martínez Lacueta.
• Colección Familia 2011 Gran Reserva: Buena nariz y sorprendentemente más fresco que el anterior.
• Martínez Lacuesta Gran Reserva 2010: Fresco, sedoso y estructurado.
• Martínez Lacuesta Gran reserva 2005: Nariz muy potente y boca elegantísima.
• Blanco Campeador 2021: Aromas yodados, melosos, boca salina,untuosa y con frutas de hueso.
• Campeador 2021: Potente y delicado a la vez.
• Campeador 2015: Fruta madura y boca expresiva.
• Campeador 2004: Cerezas en licor tanto en nariz como en boca.
• Martínez Lacuesta 1998: Nariz preciosa y boca limpia que todavía conserva cierta acidez, una delicia de vino.

Todos los vinos tienen un hilo conductor que es la frescura.

Desde aquí agradecer a Javier Bañales su buena predisposición con la Asociación de Sumilleres para contarnos de primera mano toda su implicación en el proyecto, a Andrea Llorente que le acompañó, por supuesto a Álvaro Martínez que como enólogo nos condujo con gran acierto entre barricas y a Luis Martínez con el que contamos en la cata final y con el que mantuvimos un rato que se nos hizo corto entre anécdotas y vinos.

PD: No faltó en la conversación su famoso vermut, pero eso será para otra visita.